martes, 14 de abril de 2015

Volver

Salí de Hermosillo, el rancho como lo llaman algunos, por una semana al DF.
No vine con más expectativas que volver a la vida cosmopolita: tomar subte, respirar aire contaminado, quedarme sorda mientras camino de tantas bocinas, tener todo cerca (kiosco, farmacia, tienda), saber que el transporte público me lleva hasta donde quiero a la hora que quiero.

Es cierto que tuvo algunos altibajos el viaje. Conflictos que se resolvieron fácilmente.

Pasamos unos días en un parque con río, piletas y pura naturaleza. Fue una de las experiencias que mas energía me dieron. Todo el tiempo en el rio, cerca de altísimos árboles, mate. Obviamente el sol me hizo mierda, pero eso me pasa siempre que me expongo.

Hoy deseo con muchas fuerzas volver a Hermosillo, al rancho. Ahí está la vida que elijo, con la mujer que amo. La ciudad no tiene todas las comodidades del DF ni de Buenos Aires. Es bonita, tiene su encanto.