miércoles, 4 de marzo de 2015

Distancia y emociones

Escuchás: Te das cuenta de lo que valen las cosas cuando no las tenés.
También te dicen: Tenés que vivirlo para entenderlo.

Y así pasa la vida, entre refranes y frases hechas repetidas hasta el hartazgo.

Experimento la distancia, la vivo, la siento. A veces la padezco.
Ser extranjera es una gran aventura. Aprender del choque de culturas no se puede explicar fácilmente, es genial. Es raro. Sos la distinta, la que tiene que adaptarse (a veces sin querer) al nuevo hábitat, a costumbres un poco extrañas.
Inconscientemente (y un poco a fuerzas) intentás imponer tu cultura. Buscas mil formas para que de a poco incorporen tus costumbres.

En Buenos Aires tenía todo a mano: familia, amigos, kiosco, yerba, facturas, pavas, la vecina chusma, la historia compartida.
Ahora mis amigos aparecen a través de una cámara, un mensaje.
Las calles son otras. Cuando alguien te decía: Vas por Corrientes hasta Riobamba, doblás a la derecha. Perón es la primera o la segunda.  Listo, llegaste sin pensarlo.
En Hermosillo cuando me dicen: Del Colosio serán unas cuadras mi cabeza piensa ¿Cómo llego al Colosio?


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