Pensás "No vale llorar, esto no es una despedida" y los ojos ya no pueden contener la tormenta de lágrimas.
Sabés que en tus cajones no hay pasado, no hay papeles del 95 ni fotos del 2001.
Volvés a la casa de mamá, revisas tus papeles ¿Cómo es que esto todavía está? y ahí sigue, ya con polvo, un poco roto.
En este momento mi vida tiene un pie en el río y otro en el desierto.
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