lunes, 3 de agosto de 2015

Las cosas que no cambian

Vine a visitar Buenos Aires. Era necesario un poco de smog, contaminación, ruidos, quilombos, puteadas y palabras comunes.

Las calles huelen igual, los ruidos son los mismos, hasta el mate sabe igual. Tomar un mate con mi mamá aunque esté lavado tiene el mismo sabor.
La rutina porteña sigue su curso y nosotros nos subimos a ese bondi que en algún lugar nos tira, después vemos como volver.
En los cajones están esos papeles que siempre estuvieron, aparece ese texto que escribiste a los 15 en medio de una crisis de llanto y nunca tiraste. Te da cosita tirarlo, ya pasó, ya no importa, lo dejas donde estaba.
Ver a tus amigos es igual que siempre, hay mas abrazos. Nos seguimos riendo de lo mismo, hablando de lo mismo, recordando lo mismo sumando las experiencias nuevas.

Uno puede tomar mate en cualquier lugar del mundo y el sabor es distinto. Hasta que te acostumbras al agua y ya no se nota.

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